domingo, 13 de septiembre de 2009

¿Fin del mundo?

En cada generación ha habido personas convenciendo al resto de ser la generación más corrupta, convencidas de ello o por intereses de dominación a través del miedo. Por ello el ser humano, a quien hondamente afecta todo lo que tenga que ver con la muerte, ha estado permanentemente convencido que verá el fin del mundo. Ese ha sido el más importante soporte de las religiones, la permanente renovación del apocalipsis en la mente de las personas, como expresión del caos y la muerte de los malos por un lado y la salvación de los buenos por el otro.
Los católicos magistralmente convirtieron el Libro de las Revelaciones en el último libro de la Biblia, el gran final donde el Dragón, la Bestia y el Falso Profeta entrelazan sus esfuerzos en la lucha dispuesta a los miedos del lector. Así la interpretación de este Libro quedó en sus manos, ante lo cual guías espirituales interesados han ido definiendo y redefiniendo permanentemente la maldad y la bondad en función de mantener la vigencia de sus intereses frente a los procesos históricos. Fue el broche de oro de una obra magnífica de apropiación y compilación de creencias, obras, temores humanos e ideales sociales y personales, para dar el poder necesario a una institución que usurpó los principios del cristianismo a cambio de sobrevivencia.